miércoles, 6 de octubre de 2010

Manifiesto del MPD

Frente a los graves acontecimientos sucedidos en el país el pasado 30 de septiembre, en los que según el Presidente Rafael Correa fue secuestrado y se produjo un intento de golpe de Estado y de magnicidio, el MPD expresa a la opinión pública sus puntos de vista al respecto.

1.- El jueves 30 de septiembre de 2010 el país fue testigo de una rebelión protagonizada por la tropa de la Policía Nacional y de ninguna manera de un intento de golpe de Estado. Sus protagonistas actuaron de esa forma porque se sintieron afectados por el veto presidencial a la Ley de Servicio Público, de ahí que su plataforma reivindicativa se circunscribía a pedir “la derogatoria del veto que afecta al sistema de condecoraciones, ascensos, remuneraciones salariales por tiempo de servicio y que la cúpula policial sea designada a través del voto del elemento policial”. Nunca pidieron la renuncia del Presidente, ni hablaron de sucesión presidencial o de proclamación de un nuevo gobierno, peor de un mecanismo de desconocimiento al gobierno y al régimen constitucional.

2.- El rumbo de los hechos tomó un giro distinto por la irresponsable presencia del Presidente en el Regimiento Quito N° 1, en donde provocó y desafió a la tropa policial al punto de conminarla que lo maten, comportamiento tipificado por el Código Penal en el artículo 386 como instigación para delinquir. Hasta ese momento ni los funcionarios de gobierno y menos aún los sublevados hablaban de golpe de Estado; es más, el régimen calificó a la acción policial como la expresión de un grupo reducido y focalizado de policías levantados. La idea del golpe y del secuestro surge en las altas esferas del gobierno como un mecanismo para desprestigiar la protesta policial y de esa forma neutralizar cualquier tipo de respaldo popular y, por otro lado, para alcanzar la solidaridad internacional.

3.- El establecimiento del Estado de Excepción y la imposición de una cadena de radio y televisión formaron parte de las medidas para crear un ambiente de intranquilidad, necesarias para los propósitos políticos del gobierno. Expresan a su vez la naturaleza autoritaria del mismo, violatoria de los derechos consagrados en la Constitución aprobada por el pueblo.

4.- Es evidente que el Presidente Correa fue al Regimiento Quito porque sabía que detrás de la protesta no había ningún intento de golpe de Estado. ¿Acaso los aparatos de inteligencia que trabajan con él le ocultaron que estaba en curso una acción de esa índole? ¿A qué jefe de Estado en el mundo se le puede ocurrir ir donde los golpistas para que lo retengan? ¿Cómo entender un secuestro en el que el plagiado recibe visitas, se comunica con el exterior y ordena medidas de gobierno?

5.- Esos acontecimientos podían haberse evitado si el presidente Correa no vetaba la Ley de Servicio público aprobada por la Asamblea, si dialogaba con los sectores inconformes con su política, si permitía el funcionamiento de la Asamblea Nacional durante los sucesos del día 30 y si no asumía una actitud provocadora con los huelguistas.

6.- El interés del gobierno por involucrar al MPD en la participación de un supuesto golpe de Estado es parte del permanente ataque gubernamental en contra de nuestra organización, tiene el propósito de silenciar a la izquierda revolucionaria y de criminalizar la lucha social. Esto no lo van a lograr porque vamos a seguir luchando por la Patria Nueva y el Socialismo, vamos a continuar junto a los pueblos del Ecuador por los cambios que el país necesita, continuaremos luchando en contra de las oligarquías explotadoras y del imperialismo responsables del atrasado y pobreza en la que viven los pueblos del Ecuador.

7.- Responsabilizamos al gobierno por el trágico desenlace de los sucesos del 30 de septiembre; demandamos la conformación de una Comisión de Investigación Especial de dichos sucesos; exigimos que se realice la autopsia legal de todos los fallecidos para precisar las causas y responsables de los decesos.



8.- El Movimiento Popular Democrático luchó por la convocatoria a la Asamblea Constituyente, en ella fuimos una de las fuerzas más entusiastas para la elaboración de la Constitución aprobada por el pueblo. Ratificamos nuestra decisión de continuar luchando para que esos principios constitucionales sean respetados y aplicados, seguiremos denunciando al gobierno en su constante violación a la Constitución de Montecristi; no abandonaremos nuestra crítica y combate a las políticas antipopulares, antidemocráticas y autoritarias del régimen que expresan su derechización y abandono del proyecto de cambio.

9.- Llamamos a los trabajadores, campesinos, pueblos indígenas, maestros, a la juventud y al pueblo en general fortalecer la unidad para avanzar en la lucha por profundizar los cambios que el país requiere, para defender la soberanía nacional, los derechos de los trabajadores y los pueblos, e impulsar acciones para que la Asamblea Nacional reforme las leyes que atentan a los derechos y conquistas de los trabajadores y pueblos.

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