lunes, 16 de junio de 2008

Unidad popular por la nueva Constitución


Los antecedentes
Los ecuatorianos vienen de resistir y luchar en contra de la arbitrariedad, la represión, la prepotencia y la corrupción de sucesivos gobiernos derechistas, que utilizaron siempre el poder para catapultar las ganancias y capitales de los grupos monopólicos y financieros que los orbitaron.

Tal fue el caso del ex presidente León Febrescordero y los grupos Noboa Naranjo, X Marcos, Isaías; de Rodrigo Borja, el grupo Proinco y Banco del Pichincha; de Sixto Durán y el grupo Egas Grijalva y Paz ; de Abdalá Bucaram y el grupo Isaías, Noboa, Dassum, Antón; de Jamil Mahuad (autor del mayor atracaje bancario) y el grupo Aspiazu(Bco. Progreso); y el mayor miserable de todos, Lucio Gutiérrez que con cinismo y desfachatez, se declaró como el mejor aliado del más poderoso imperialismo, EE.UU.. La resistencia y la lucha terminó derrocando a tres de estos gobiernos.

Complementariamente las leyes se hicieron con el único fin de garantizar la impunidad de los delitos de las clases dominantes y crear un marco jurídico adecuado para la vocación entreguista y antipatria de todos ellos.

El pueblo ecuatoriano se ha distinguido por su rebeldía y poca disposición para aceptar así no más el oprobio. Por eso el neoliberalismo fue aplicado gradualmente al principio, quizá la llave fue la flexibilización laboral y el gradualismo en el aumento de los combustibles y la devaluación monetaria en el gobierno de Borja.

La puerta se abrió y con ello advino una era de “deseables” privatizaciones. Se privatizó el Estado, la economía, la justicia y otros buenos negocios. Lo que finalmente desembocó en una crisis de credibilidad de la institucionalidad capitalista y de un salvaje e inimaginable polarización del ingreso económico. La brecha entre ricos y pobres ya no dejaba lugar a la clase media, que desaparecía empobrecida o trepaba en su arribismo.

La incredulidad en la institucionalidad devino en crisis política, hasta que la frustración de la clase media llevó al poder a Rafael Correa. Este, encarnó no solo las visiones políticas de esta clase social, si no también el anhelo de cambio de millones de pobres.

Los comunistas en el Referéndum
Fue aquella profunda crisis política la que hizo evidente el llamado a una Asamblea Constituyente, que tenga como tarea la de institucionalizar el capitalismo decadente a través de una nueva Constitución, que devuelva a los trabajadores sus derechos arrebatados con la flexibilización laboral; cierre la puerta a las privatizaciones; precautele la soberanía nacional en todas sus aristas; contemple nuevos derechos y obligaciones para el Estado y las personas a fin de garantizar la utilización adecuada de los recursos naturales; establezca un esquema económico que genere oportunidades para los más pobres a través de la gratuidad de la educación en todos sus niveles; acceso a un sistema eficiente de salud pública; políticas para la solución al problema de la vivienda; entre otros, que no dejen fuera los anhelos de solución a los graves problemas sociales de los sectores populares.

Aprobar una nueva Constitución en el Ecuador a través de un Referéndum –que no tiene fecha todavía–, no es un capricho. Es el final trágico de un período de saqueo, arbitrariedad y deslegitimación del capitalismo. Y al mismo tiempo, el principio de un nuevo período con un marco jurídico que responda a la visión de la clase media y al anhelo de cambio de los explotados.

Para los comunistas marxista-leninistas, es importante participar en esta batalla política por el SÍ, que hace retroceder a las posiciones retrógradas de la derecha pro imperialista. Queda entonces todo un amplio espacio para demostrar que se puede avanzar mucho más en el cambio real para los trabajadores y los pueblos del Ecuador. Ese cambio es la revolución y la superación del ya históricamente caduco e injusto sistema capitalista, por una forma superior de organización social y de producción. Por todo esto el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador llama a apoyar el SÍ en el próximo Referéndum.

Si el no gana
Las cosas se complican si comenzamos a imaginar lo que pasaría en el país si el NO gana. Si el NO gana, esta vez la reacción derechista regresaría con furia a aplicar a rajatabla lo que manda la religión neoliberal; esto es privatizaciones y venta en feria barata de todos nuestros recursos como electricidad, petróleo y telecomunicaciones y hasta el agua, como hacen en Guayaquil; además anularían todos los subsidios, especialmente el gas; habría mayor empobrecimiento y los banqueros se alzarían con el santo y la limosna; otra vez los trabajadores serían tratados como delincuentes por irse a la huelga por mejores salarios; volvería con furia la tercerización.
Sí el NO gana, habrá con más fuerza masivas oleadas de migrantes.
Sí el NO gana, tendríamos de vuelta a pillos de siete suelas como: Bucaram, Mahuad, Dahik, los Isaías y otros descarados saqueadores.
Votar NO es confiar en Jaime Nebot, Pablo Lucio Paredes, Álvaro Noboa y otros ricachones explotadores.
Votar NO es permitirle a la derecha que vuelva con una Constitución neoliberal y privatizadora como la que debemos sepultar en el referéndum votando SÍ.

Si votamos unidos por el SÍ
Votar SÍ en el Referéndum es cerrar la puerta con tranca para que los neoliberales privatizadores no regresen.
Votar por el SÍ es votar por una Constitución que reconozca los derechos de los pueblos indígenas y negros; de los trabajadores del campo y la ciudad.
Votar SÍ es expulsar de Manta a las tropas norteamericanas que mancillan nuestro suelo.
Votar SÍ es respaldar un proyecto patriótico y fortalecer la tendencia de cambio.
Votar SÍ es tener una Constitución que no permita que los ricos utilicen las leyes para oprimir a los trabajadores y despilfarrar los recursos naturales de la Patria.
No corramos riesgos; la unidad del pueblo debe expresarse a través del SÍ; determinados sectores de la izquierda no deben, con sus lecturas políticas particulares, hacer causa común con la derecha llamando a sus votantes a abstenerse, votar en blanco o de hecho hacer campaña por el no.
Aprobar una nueva Constitución no lo es todo para los que queremos transformar radicalmente la patria; es apenas un avance, un gran avance si se quiere; una gran experiencia para educar políticamente al pueblo, enseñarle quienes son sus enemigos históricos y avanzar en la unidad popular para la emancipación.

Unidad popular por la nueva Constitución
Votemos SÍ en el referéndum.

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