Pablo Castro fue quien reunió el 3 de marzo a un grupo de
jóvenes para analizar la política nacional. Ese día fueron detenidos, acusados
y procesados por terrorismo en el caso conocido como Los 10 de Luluncoto.
Castro concedió una entrevista a La Hora.
Para el diálogo escogió el parque Italia ya que, dijo, tras
nueve meses y medio de cárcel le gusta disfrutar de la naturaleza.
LA FAMILIA
¿Por qué este gusto por los parques?
Extrañaba profundamente el césped, el parque me da un nivel
de tranquilidad, es un lugar para disfrutar con mi hijo, mi esposa tras haber
pasado encerrado en paredes de cemento.
¿Cómo vivió la separación de la familia?
Mi pareja me acompañó en todo, a pesar de que en algún
momento yo buscaba la soledad para no empañar la vida de los demás. Pero ella
madrugaba a las 02:00 o 03:00 para ingresar al Centro de Detención Provisional
(CDP). Estos nueve meses de cárcel a ella también le quitaron esa posibilidad
de toda madre joven de poder divertirse con sus amigos y se dedicó a cuidarme.
¿Y en el caso de su hijo?
Camilo nació el 3 de febrero y yo fui detenido el tres de
marzo. Hipotéticamente, Camilo ha permanecido el 90 % de su corta edad en la
cárcel visitándome. Muchas ocasiones tuve que tragarme las lágrimas al ver que
se cerraban la puerta del pasillo y se iban las visitas. Eso me desgarraba.
¿Cómo recompensa el tiempo perdido con su hijo?
Ahora tengo la posibilidad de estar con él todo el tiempo.
Es el mejor regalo que puedo haber recibido. Mientras busco trabajo procuro
acompañarlo, cambiarle de pañales, escuchar música con él.
¿Cómo se vive el ambiente al interior de una cárcel?
Es desolador. Así uno no quiera absorbe los problemas del
resto; yo en varias ocasiones fui el hombro de varias personas que lloraban por
sus casos, que sufrían por la lentitud de los procesos.
Una vez libre, ¿Que le dijo su pareja al llegar al hogar?
Durante dos ocasiones en la cárcel me dijo llorando ya
vámonos, ya vámonos a la casa y cuando finalmente llegue tras nueve meses y
medio de encierro y tras los chequeos médicos me dijo: ya estamos en la casa lo
logramos. Fue la primera persona que abracé y besé al poner un pie fuera del
CDP.
¿Qué está realizando en la actualidad?
En estos momentos tengo grandes necesidades económicas que
suplir para mi hijo. Tendré que incorporarme a alguna actividad laboral. La
cárcel me quitó todo: mi trabajo, mis estudios, mi tranquilidad familiar.
REUNIÓN Y DETENCIÓN
¿Qué le cruzó por la mente al momento de ser detenido?
Por la forma en que irrumpió la Policía lo primero que pensé
es que nos iban a matar o a desaparecer. Ver las armas gigantescas que poseían,
el operativo, los camuflajes, la presión, la gente de civil me daban a entender
que nos iban a desaparecer.
¿Cuál fue la intención de esa reunión el 3 de marzo?
Yo soy dirigente desde que tenía 15 o 16 años y no era la
primera vez que se me ocurría convocar a una reunión. Con Víctor Hugo (Vinueza,
otro de los detenidos) pretendí buscar un espacio para conversar con otros
jóvenes y llegar a acuerdos de cómo aportar a la sociedad. Siempre he dicho que
no es suficiente con casarse tener una casa, una piscina, un lindo perro y se
felices sin saber qué pasa con el resto de pobres, con el amigo que no tiene
para comer.
¿Pero cómo se explica que hayan estado también jóvenes de
ciudades como Guayaquil, Cuenca o Esmeraldas?
Hay que entender que varios jóvenes se interesan en
política. En mi calidad de presidente nacional de la Federación de Estudiantes
Secundarios del Ecuador mantengo relación con jóvenes de varias ciudades del
país y utilice esa vinculación para invitarles a participar en los debates; los
que llegaron fueron los que hoy en día estamos procesados.
¿Pero quién financió el viaje, la estadía?
El joven que le interesa la política busca la forma de estar
presente como sea. Como en mi caso, si hay algún foro, alguna invitación a la
que tengo que asistir tengo que costearme yo mismo todo.
¿El resto de jóvenes que cayó preso le reclamó en algún
momento por la situación que atravesaban?
Desde un primer momento entendimos que esto es parte de una
persecución en contra de las organizaciones políticas, sociales y de las
personas que opinamos diferente al Gobierno. Entendimos que en esta persecución
no es responsable quien invitó, sino que son responsables quienes tienen temor
de que los jóvenes no expresemos como tal.
¿Cómo reaccionó una vez que se concedió el Hábeas Corpus
pero no podía salir por la demora en los trámites?
La espera fue eterna. No pude dormir ni el miércoles, ni el
jueves hasta que el viernes por fin pude salir. Los trámites se alagaron, hay
personas muy insensibles que no entienden lo que significa para una persona
estar un día en la cárcel.
LA POLÍTICA
¿Mantiene alguna relación con el Grupo Combatientes
Populares?
En lo absoluto.
La Policía dice que tiene evidencias que lideraban ese grupo
y se los vincula con la explosión de bombas panfletarias.
Hay que ver la previa de la detención. Nosotros fuimos
detenidos en los preparativos de la marcha por el agua, la dignidad y la vida.
Dicha marcha fue catalogada por el Presidente (Rafael Correa) como una marcha
conspirativa. Entonces todo se enmarca en buscar, así sea ilegal e
inmoralmente, a un grupo que asuma la responsabilidad de esos supuestos actos
subversivos que se iban a dar en la marcha. Nosotros servimos como chivos
expiatorios para justificar la violencia en contra de la marcha.
¿Cree en la lucha armada como mecanismo para cambiar el
país?
Yo creo que es necesaria una lucha democrática, de
conciencias, una lucha en la que los pueblos sean capaces por sí solos de tomar
sus decisiones; donde lo más importante es la lucha en las cabezas de las
personas.
¿Qué opina de la lucha armada que protagonizó Alfaro Vive
Carajo?
Si vemos el momento histórico, en el caso de León Febres
Cordero existió la forma de desaparecer o eliminar los opositores políticos a
través de la eliminación física; hoy esa eliminación es jurídica. Entonces creo
que ese tipo de grupos respondió al momento histórico y a la represión que se
ejercía en esa época.
¿Se arrepiente del respaldo que en su momento dio al
Gobierno de Rafael Correa?
Personalmente respaldé el proyecto de una nueva
Constitución. Con miles de compañeros construimos el programa El Ecuador que
los jóvenes queremos y le entregamos al presidente. Pero al momento en que se
evidenciaron las primeras expresiones de represión en contra del pueblo, lo que
pasó en Dayuma , la represión en contra de los maestros y toda la política que
se ha venido implementando creo que sería una desfachatez continuar respaldando
ese proyecto con un presidente que es intolerante, prepotente, que ha insultado
a mujeres, que ha ofendido a nuestras familias con una justicia que en la
práctica se ha convertido en el verdugo de la sociedad y de los libres pensadores.
¿Tiene aspiraciones políticas?
Yo creo que se puede servir a la sociedad desde cualquier
escenario que uno permanezca sin importar el cargo que se tenga.
Así defiende su verdad Pablo Castro. El joven está libre
gracias a un recurso de Hábeas Corpus, pero el proceso por terrorismo en su
contra y sus otros nueve compañeros está vigente. El 21 de enero está previsto
que se inicie el juicio. Por eso Castro vive en la incertidumbre. “Tengo miedo
de volverme a alejar de Camilo, de mi esposa, de mi familia. Tengo miedo
incluso de iniciar en estos momentos un proyecto consolidado de vida porque no
sé qué pasará en enero”, dice.
FRASE
“No puedo lograr una estabilidad ni emocional, ni económica,
ni académica mientras no logre demostrar mi inocencia”. PABLO CASTRO, DE LOS 10
DE LULUNCOTO.
EL ENTREVISTADO
Pablo Castro es quiteño, tiene 25 años. Tiene un hijo de 10
meses de edad. Estudiaba Gobernabilidad y Territorialidad en la extensión sur
de la Universidad Central. Fue uno de los mejores egresados del Colegio
Universitario Odilo Aguilar. Fue instructor de matemáticas en los cursos de
nivelación que se realizaban durante las vacaciones e instructor de bandas
musicales juveniles. Fue presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios
del Ecuador, FESE.