A medida que pasa el tiempo, la existencia de un doble discurso y un doble comportamiento político en la gestión del Presidente Rafael Correa es más evidente. En los escenarios internacionales, para cosechar la simpatía y el apoyo de los pueblos, se esfuerza por mostrar radicalidad, beligerancia en contra de algunas políticas impulsadas por los Estados Unidos -como lo hizo en la reciente reunión de la UNASUR- o se presenta como abanderado de una propuesta socialista; en el país también habla de profundizar los cambios, de gestar una revolución que busca una amplia y democrática participación “ciudadana” y de enfrentar sin temor a la derecha y a la oligarquía...
Sin embargo, ese discurso izquierdista dirigido principalmente hacia los sectores más empobrecidos y a la juventud choca con la política aplicada. Su democratismo y progresismo quedan en el aire cuando lanza dardos en contra del movimiento popular organizado, en contra de movimientos y dirigentes políticos de izquierda, mientras hace concesiones a banqueros y empresarios corruptos y al capital extranjero.
Con un gran despliegue propagandístico -y más con propósitos distractivos- dice enfrentar a Fidel Egas, jefe del grupo del Banco Pichincha y propietario de Teleamazonas, mientras resulta que ese canal de televisión es el que más ha facturado en las campañas publicitarias del gobierno y el Banco Pichincha es el principal beneficiario del gobierno.
Ahora se conoce también que, en las altas esferas de PAIS, se maneja la idea de utilizar los Comités de Defensa de Revolución como instrumentos de choque en contra de organizaciones como la UNE y el MPD.
Correa está experimentando un quiebre hacia la derecha, no de otra manera se explica el contenido antipopular de leyes y decretos que se han expedido o que están por aprobarse en el Asamblea Nacional, aprovechando una mayoría alcanzada gracias a entendimientos con partidos de derecha como el roldosista.
De persistir esa conducta gubernamental, el riesgo de reversión del proyecto político, y aún de la misma tendencia, es una realidad. Las organizaciones populares, la izquierda revolucionaria no deben permitir que eso ocurra, para lo cual es fundamental apelar a la movilización popular a fin de frenar los pasos atrás que el gobierno está dando y más aún, forzar que cumpla sus ofrecimientos de campaña y vaya más allá. Actuar de esa manera es, también, enfrentar a la derecha que se opone a los cambios.
jueves, 3 de septiembre de 2009
Quiebre hacia la derecha
Etiquetas:
alianza país,
derecha,
ecuador,
izquierda,
PAIS,
pcmle,
politica,
rafael correa
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario