La Unión Nacional de Educadores ha iniciado un paro nacional indefinido para lograr un verdadero cambio en la educación y en defensa de derechos y conquistas salariales que el gobierno los quiere eliminar; la CONAIE ha efectuado movilizaciones regionales y anuncia una gran movilización nacional en contra del proyecto de Ley del Agua, por contener elementos privatizadores; son constantes las movilizaciones de los trabajadores en defensa a su derecho a la contratación colectiva; las universidades, la FEUE han expresado su repudio a una Ley de Educación Superior antidemocrática que elimina principios básicos en la naturaleza misma de esas instituciones y anuncian movilizaciones para que se apruebe la ley por ellos interpuesta; los comerciantes minoristas han iniciado un plantón a las afueras de la Asamblea para impedir que ésta archive la Ley de Defensa de los Comerciantes Minoristas; las organizaciones barriales se movilizaron a la Asamblea demandando cambios en la Ley de Ordenamiento Territorial que abre las puertas a la privatización de los servicios básicos... las protestas se generalizan y se avizora un período de agudización de la lucha popular.
Es la respuesta natural de los trabajadores y el pueblo frente a un gobierno que no cumple las expectativas levantadas y que, por el contrario, da muestras de alejamiento del contenido democrático y progresista del proyecto por el cual el pueblo votó hace dos años y en las recientes elecciones de abril.
Entre la primera y la segunda administraciones presidencial de Rafael Correa hay cambios y no precisamente en pro de radicalizar acciones; en varios aspectos el Presidente no quiere salir de la ‘larga noche neoliberal’ y los nexos con sectores empresariales criollos y extranjeros son evidentes, al punto que podemos afirmar que se está produciendo una renegociación de la dependencia, una acumulación capitalista a favor de facciones de la burguesía que anteriormente no se encontraba directamente en la conducción de la administración gubernamental. Así se explica el contenido anti popular y antidemocrático en algunos ejes de la acción gubernamental.
Los sectores sociales que ahora se han lanzado a la lucha son los mismos que con su accionar alimentaron y dieron forma, en mucho tiempo, a la tendencia democrática, progresista y de izquierda, son sectores que mayoritariamente apoyaron y votaron por Correa. Hoy, sus combates expresan el afán de impedir que el proyecto de cambio sea traicionado y, por ende, buscan rectificaciones en la gestión gubernamental; son acciones de lucha que, en el caso de las organizaciones vinculadas al Frente Popular, expresan la independencia de clase frente a un gobierno en el que la derecha va ganando terreno. Correa debe recordar que nunca tuvo un cheque en blanco de parte de la izquierda revolucionaria, ni del movimiento popular organizado.
martes, 22 de septiembre de 2009
Independencia de Clase
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