por Edgar Isch L.
Expresiones
como el presente título son utilizadas para señalar el sentido de
solidaridad con una causa justa que engloba el sentir de pueblos y
organizaciones. La situación de los 10 presos políticos que se habían
reunido para debatir sobre la situación del país y detenidos por esa
causa desde el 3 de marzo pasado, entra en este tipo de causas, pues ya
se acercan a los seis meses de estar presos sin condena y, lo que es
más, viviendo un juicio plagado de irregularidades que solo demuestran
que el sistema judicial no garantiza justicia. Cuando de manera
descarada se mantiene en prisión a personas a las que no se puede lograr
demostrarles ninguna clase de delito, cualquiera que desee un país en
el que la justicia se exprese no puede sino solidarizarse con este grupo
de jóvenes y con otros dirigentes populares criminalizados por el
gobierno de Correa.
Pero
el título pretende alertar sobre algo más: prácticamente todo
ecuatoriano o ecuatoriana puede vivir lo mismo que los 10 de Luluncoto.
Esto no es una expresión literaria sino que responde a los hechos de la
acusación y persecución. Si no lo cree, veamos si usted al leer estas
líneas no cumple las condiciones para ser uno de los 10 de Luluncoto.
1.-
¿Se reúne para discutir sobre el buen vivir, la situación del país?
Pues entonces recuerde la posibilidad que le “visite” un grupo de 50
agentes de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado (ULCO) y el
Grupo de Intervención y Rescate (GIR), porque sostienen que estar
reunidos es prueba de planificar actos violentos.
2.-
¿Usted tiene celular? Esa es prueba presentada de sus conexiones con
los Grupos de Combatientes Populares (GCP). Parece que 14 millones de
habitantes poseedores de celular somos candidatos a juicios por
terrorismo. Pero si usted tiene cédula, cuadernos o agendas, flash
memory, laptops, más le vale recordar que estos objetos comunes fueron
también presentados como pruebas, aunque no se dijo nada de los
contenidos de los mismos. Eso, con el riesgo de que, tal como pasó con
los 10 de Luluncoto, no le coloquen como prueba la Constitución que
usted estaba leyendo y que parece que se convierte en el documento más
subersivo contra el gobierno, o que usted señale que le colocan
documentos y papeles que usted nunca tuvo ni conoció.
3.-
¿Tal vez cometió un delito contra la Seguridad del Estado? Tal vez sí,
porque posible, todo puede ser posible. ¿Pero, lo hizo? Eso es otra
cuestión y debe ser demostrada por el acusador. Sin embargo, en el caso
de los 10 de Luluncoto la acusación que realizó al inicio del proceso la
entonces fiscal (y creo que hoy jueza), no acusa de un delito sino de
todo una parte del Código Penal, así que usted tampoco podrá preparar su
defensa pues ni siquiera sabe de qué le acusan, pero además su
presunción de inocencia queda por los suelos así que lo posible lo
presentan como una realidad. Leamos lo que dijo la fiscal: “el delito se
halla tipificado en el Libro II del Código Penal, De los Delitos, en
particular en el título I De los Delitos contra la Seguridad del Estado,
en este momento no podemos individualizar el artículo”. Allí hay
múltiples delitos tipificados, de manera que no estamos exagerando. Y
una acusación así no hace sino demostrar que no se persigue a un delito
sino a personas, lo que ratifica que se trata de presos políticos.
Pero
hay más, en el artículo 160.1, que habla de formar grupos subversivos o
irregulares, se emplea por cinco ocasiones (en un solo artículo) la
expresión etcétera, con lo que se deja en manos del juez del momento
decidir si su acción entra o no en ese etc. Veamos uno de ellos: “… ora
levantando barricadas, parapetos, trincheras, obstáculos, etc., con el
propósito de hacer frente a la fuerza pública en respaldo de sus
intenciones, planes, tesis o proclamas.” Como ve, el etc. puede
significar cualquier cosa, porque usted puede hacer frente a la fuerza
pública (y sus abusos represivos) y defender sus tesis mediante una
demanda, con un discurso o un escrito o sencillamente expresándose en un
barrio. Si recuerda su pasado, seguro que usted también es culpable y
lo somos todos.
4.-
¿Tiene un pañuelo sandinista, discos de Víctor Jara, camisetas con el
gráfico del Che? Pues esas también dicen que son pruebas encontradas en
las casas de los acusados. Tenerlas no demuestra nada, ni siquiera que
usted sea de izquierda o sino mire a derechistas gubernamentales
cantando una canción de homenaje al Che guerrillero. Pero aún peor, si
tiene películas como “El Exorcista” o “El Último Rey de Escocia”,
también se las llevarán como prueba del delito de terrorismo y sabotaje,
como lo hicieron en los hechos.
Por
si no cumplió ninguna de las condiciones anteriores, aunque es casi
imposible porque seguro tiene cédula y celular, se pone la soga al
cuello si es que tiene posiciones contrarias a las del gobierno. Allí si
la justicia actúa, se mueve así sea por los peores recovecos, pero
respalda al poder presidencial.
Entonces,
queda claro que estos diez jóvenes, hombres y mujeres con hojas de vida
meritorias, nos representan a todos. En su juicio, está acusado usted,
yo y todos. Lo menos que nos corresponde es defendernos y para hacerlo
debemos ser solidarios y firmes. Esto es, demandar la libertad de los
injustamente detenidos para garantizar la libertad de todos; denunciar
las fallas de un proceso que se nos presenta injusto para no ser las
próximas víctimas de un sistema judicial sin independencia; y defender
los derechos a la reunión, a la libre opinión, a la organización y a la
resistencia, como recursos democráticos irrenunciables. El destino de
los 10 de Luluncoto es el destino del país, si quiere un país libre,
ellos deben estar libres.
jueves, 11 de octubre de 2012
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